
Nuevos aportes, nuevas categorías y otros cambios en el monotributo
La ley aprobada el jueves por la noche en el Congreso vuelve atrás con la suba retroactiva de cuotas que se había votado tres meses atrás, eleva los topes de ingresos máximos, da un alivio a quienes se excedieron y establece una moratoria.
arentes de la atracción que generan los que forman parte de la obra literaria de Jorge Luis Borges, hay laberintos dominando el camino que en este 2021 transitan los monotributistas.
Una actualización de los valores de la tabla que, por decisiones políticas del Gobierno, se demoró varios meses respecto de lo que indica la ley, provocó períodos de incertidumbre, entre otros efectos. Uno de ellos fue una determinación de deudas de los contribuyentes hecha por la AFIP, algo sobre lo cual, reacciones negativas mediante, se decidió dar marcha atrás. También aparecieron en el camino medidas, de diseño complejo, que buscan aliviar el enorme costo de pasar al sistema impositivo general desde un régimen concebido como “simplificado”, una característica perdida en los recovecos de los laberintos.
El hecho más reciente es que el Senado convirtió en ley, en la noche del jueves último, el proyecto con el cual se buscó que quedaran anuladas las ya mencionadas deudas de los monotributistas, que habían surgido de la aplicación de otra normativa votada por el Congreso tres meses atrás. Pero ese no es el único tema incluido en la nueva normativa. ¿Qué dice la ley “de fortalecimiento y alivio fiscal para pequeños contribuyentes”, tal como la bautizaron? Tiene, concretamente, cuatro puntos.
El valor de las cuotas mensuales
La primera disposición es que los valores de las cuotas mensuales a cargo de los contribuyentes, correspondientes al período de enero a junio de este año, se retrotraen a los que estaban vigentes durante 2020. Aquí están incluidos el impuesto integrado y los aportes al sistema jubilatorio y a la obra social.
¿Qué había pasado antes? Por efecto de la ley 27.618, aprobada por el Poder Legislativo el 8 de abril y reglamentada, primero por un decreto publicado en el Boletín Oficial el 25 de mayo y, después, por una resolución de la AFIP oficializada el 2 de junio, los importes habían subido un 35,3%, con vigencia desde enero pasado. Así, por la combinación de ese aumento y la reubicación de algunos contribuyentes –también con efecto desde principios de año– en la tabla de categorías (porque las facturaciones topes de cada escalón también se incrementaron en el porcentaje citado), surgieron diferencias entre lo que ya se había abonado y lo que debió haberse pagado.
En la gran mayoría de los casos, las diferencias fueron a favor del fisco. El dato que muchos monotributistas pudieron ver en la página de la AFIP respecto de cuánto dinero estaban debiendo, generó expresiones de rechazo, sobre todo en las redes sociales. Y eso llevó a que se decidiera elaborar otro proyecto de ley.
El origen de todo estuvo en la decisión del Gobierno de mantener suspendida, durante todo 2020, la aplicación de la fórmula de movilidad previsional. Desde 2018, las variables del monotributo suben en cada enero en igual porcentaje que los aumentos obtenidos por los jubilados de la Anses en el año previo, según la modalidad de cálculo legal. Como el año pasado las subas no fueron definidas por una fórmula, sino por decretos basados en decisiones discrecionales y, además, no fueron iguales para todos los jubilados, se resolvió que debía disponerse por ley un mecanismo de excepción para actualizar el monotributo en 2021. Ese reajuste debía regir ya desde enero, pero el proyecto recién se envió el 31 de diciembre y su tratamiento también se demoró.
La nueva ley retrotrae los valores de las cuotas y no vuelve atrás con la actualización de los ingresos topes de las categorías, ni con la recategorización que hizo la AFIP a principios de junio, y que también tiene efectos desde el inicio de 2021. Entonces, si alguien había pagado el importe de la categoría B, pero luego fue reubicado en la A (en la cual la cuota es más baja), tendría en principio un saldo a favor. Y en el camino inverso, si alguien estaba en la B y pasó a la C (que tiene un importe a pagar más alto) tendría, salvo que se aclare otra cosa, un saldo deudor.
“El texto de la ley no hace aclaraciones sobre el tratamiento aplicable a los cambios de categoría”, dice Gabriela Russo, presidenta del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires. Y agrega que una normativa vigente, la resolución 5003 de la AFIP, reglamentaria de la ley 27.618, indica que las diferencias surgidas tanto por el aumento retroactivo de las cuotas (ahora anulado) como por el cambio de categoría, deben abonarse hasta el 5 de agosto. O, en caso de ser diferencias a favor del contribuyente, quedarán registradas y servirán para saldar obligaciones futuras. “Es importante esperar la nueva reglamentación, porque la AFIP tiene la potestad de definir criterios ante estas circunstancias”, agrega Russo.
Según el tributarista César Litvin, hay monotributistas que pueden haberse recategorizado en enero (cuando la tabla no estaba actualizada), ubicándose en un casillero de facturación mayor al que les correspondería ir luego, una vez efectivizado el cambio de los valores de ingresos admitidos. En esos casos, se pagó de más. “Con la ley anterior, la AFIP luego dispuso que si había saldos a favor del contribuyente iban a poder imputarse a otros períodos; es de esperar que en estos casos ocurra lo mismo”, apunta Litvin.
¿Qué fechas deben tenerse en cuenta respecto de este punto? Por resolución, la AFIP dispuso llevar al 5 de agosto el vencimiento de la cuota correspondiente a junio, porque el valor hasta ahora vigente era el surgido de la ley aprobada en abril (el de 2020 incrementado en un 35,3%) y se sabía que, con la nueva ley, esa suba no sería aplicable por ese mes.
Pero la prórroga fue publicada en el Boletín Oficial del 24 de junio y el plazo original vencía el 25, por lo que muchos ya habían pagado. Una vez instrumentados los cambios, lo que debería ocurrir es que a esos contribuyentes les aparezca la diferencia a su favor en su estado de cuenta. Para verificarlo, se puede ingresar en la página de la AFIP con la clave fiscal e ir a la opción “CCMA Cuenta Corriente para Monotributistas y Autónomos”.
Para la cuota correspondiente a julio, rige ya el monto con el aumento de 35,3%. Y, si bien en los próximos días habrá que hacer una recategorización, los efectos de ese trámite en cuanto a tener que pagar la cuota correspondiente al nuevo casillero –para quienes se reubican– son a partir de agosto.
La nueva tabla de categorías
El segundo aspecto de la nueva ley es la suba de los montos de ingresos máximos para estar en cada categoría. La nueva tabla tendrá vigencia a partir del actual mes de julio. Se trata de un incremento adicional al de 35,3% aplicado para el período de enero a junio. Esta medida provocará que personas que quizá hubieran tenido que subir de categoría si seguía rigiendo la tabla anterior, ahora no deban hacerlo. O que, por ejemplo, alguien que iba a quedarse donde estaba, ahora baje de escalón. Todo depende, claro, de cómo le haya ido con sus ingresos.
Los topes de facturación anual serán las siguientes. Categoría A: $370.000; B: $550.000; C: $770.000; D: $1.060.000; E: $1.400.000; F: $1.750.000; G: $2.100.000; categoría H (la máxima para la actividad de prestación de servicios): $2.600.000. En los tres escalones en los que solo pueden estar quienes se dedican a la venta de cosas muebles, los importes serán: categoría I: $2.910.000; J: $3.335.000, y K:$3.700.000.